En España la palabra mágica no es "por favor". No lo es, por mucho que pretendan enseñárnoslo en las manidas teleseries, de telefamilias modelo o de adolescentes con problemas estereotipados hasta la saciedad. La palabra mágica es GRATIS.
La idea de este post, se me ocurrió el sábado pasado. Fui a la boda de un amigo, una boda de esas donde hay un pingüino con un cuchillo partiendo, sin tregua ni compasión, una pata de cerdo. Lo reconozco, yo soy el primer gumia y si hay jamón o lomo, hago como los perros y como hasta que el estomago me de la vuelta. Pero con sólo ver las colas que se formaban para conseguir un mísero plato, con viejas ataviadas como si fueran a competir por el vestido más recargado, perdiendo los modales y colándose de la misma forma que lo hacen en los autobuses o en la cola de la frutería, se me quitan, en parte, las ganas.
Sin embargo, lo que este sábado, llamó realmente mi atención fue una chica joven, "aparentemente" guapa, y digo esto, porque en las bodas las chicas dedican tantísimo tiempo a chapa y pintura, que pocas están feas (bueno las novias si suele estarlo, por esa puta manía de recogerse el pelo). Volviendo al tema de los disfraces, lo malo de las bodas es que sólo podemos distinguir las guapas de las que no lo son al día siguiente, cuando las vemos en nuestra cama sin maquillaje y sin alcohol de por medio: y lamentablemente yo este domingo me desperté al revés: sin chica, pero con el alcohol aún en medio.
Esta chica de la que casi me olvido de hablarles, era mas o menos delgada, con un vestido elegante y estilado y un peinado de los que no bajan de 50 euros, pero os juro que parecía un hasmter la muy cabrona, tenia los mofletes llenos, y un plato de jamón en la mano. Recuerdo haber pensado, por un breve lapso de tiempo, que la pobrecita podría tener un síndrome, así que mire a ver si era el de la mujer ardilla: masticar las cosas, para luego guardarlas en sus bolsillos. Pero ni el traje tenía bolsillo alguno, ni colgaba un bolsito, por mínimo que fuera, de su desnudo hombro.
Volviendo al efecto que hace la palabra gratis en la sociedad: podría llenar varias lineas sin contar realmente nada, hablando acerca de la gente que se echó a las calles en la reciente noche en blanco, sin tener ganas de ir a ninguna exposición ni evento concreto, sino simplemente entrar a cualquier lado porque es gratis. También podría hablarles de la gente que se come lo que sea, si se lo da una tía buena vestida de gilipollas en un súper de los caros, o un gilipollas vestido de tío en la calle, sólo por el hecho de ser gratis: hoy no lo haré.
Recuerden ustedes esta entrada, dentro de pocos días, cuando el calor nos dé su tregua anual y permita que vuelvan los cocidos, roscones y paellas masivas para celebrar no se bien qué, o para lograr el record guiness de aglutinar más imbéciles juntos en una plaza alrededor de ponzoña calentita. Y no no me refiero a la gente que tristemente pasa hambre, y que también esperaran y con razón. La mayoría de las veces, se suele tratar de gente que ha desayunado bien y cenará caliente, como cada día, pero que es capaz de esperar de pie y en plena calle 2 ó 3 horas para comerse un plato de judías.
Por algo gratis la gente se vuelve irracional y saca lo peor de sí mismo, para concluir les contaré la penúltima experiencia vivida: Hay un día al año, el 17 de Abril, en que los yankis regalan helados, por eso la cadena Ben & Jerrys regala helados en sus tiendas.
Aprovechando que hay un par de heladerías muy cerca del curro, y para perder un poco de tiempo en ese impass en que ni te pagan por trabajar ni tienes un sitio para echarte la siesta, pensé: "voy a comerme un heladito de postre en la heladería de la calle del Carmen". Craso error: aún no tenía consciencia de la miseria humana, cuando llegué allí, a eso de las 3 de la tarde, la cola ya alcanzaba la cafetería de la Paloma, y la cola de la heladería de los soportales de la Plaza Mayor, era, más omenos, de igual tamaño.
Al día siguiente leí que había gente que estuvo esperando hasta 2 horas y media por un helado, ahorrándose 2 ó 3 euros.
Y ahora, en forma de epílogo la maldad del día: hace tiempo que he decidido observar el comportamiento humano ( ya les iré contando acerca de algunas de las conclusiones que saque ), y observo a las personas, como si fuese un reportero del National Geographic vigilando a una manada de manatíes.
Así que se me han ocurrido 2 experimentos, para hacer el próximo día del helado gratis.
El primero es decirle a alguien que haya estado en esa cola, que le compro su helado por un pelín más de su valor real. Estoy seguro que casi nadie aceptaría. No quieren esperar 2 horas para ganar 3 euros, pero sí que las esperan con gusto para ahorrarse ese mismo importe, que no pretendían gastar.
El segundo, que seguramente me costará una bronca o algún intento de agresión, es mucho mas cruel: pasar delante de la cola cuando más numerosa sea ésta, y pausadamente y con muchísimo descaro y una moneda de 2 euros escondida en mi mano, encaminar mis pasos hacia la entrada de la tienda, para que cuando alguien me diga: "eh que te estas colando", poner la cara mas soberbia y la voz más cínica posible y decir: "no es que yo voy a pagar".
La idea de este post, se me ocurrió el sábado pasado. Fui a la boda de un amigo, una boda de esas donde hay un pingüino con un cuchillo partiendo, sin tregua ni compasión, una pata de cerdo. Lo reconozco, yo soy el primer gumia y si hay jamón o lomo, hago como los perros y como hasta que el estomago me de la vuelta. Pero con sólo ver las colas que se formaban para conseguir un mísero plato, con viejas ataviadas como si fueran a competir por el vestido más recargado, perdiendo los modales y colándose de la misma forma que lo hacen en los autobuses o en la cola de la frutería, se me quitan, en parte, las ganas.
Sin embargo, lo que este sábado, llamó realmente mi atención fue una chica joven, "aparentemente" guapa, y digo esto, porque en las bodas las chicas dedican tantísimo tiempo a chapa y pintura, que pocas están feas (bueno las novias si suele estarlo, por esa puta manía de recogerse el pelo). Volviendo al tema de los disfraces, lo malo de las bodas es que sólo podemos distinguir las guapas de las que no lo son al día siguiente, cuando las vemos en nuestra cama sin maquillaje y sin alcohol de por medio: y lamentablemente yo este domingo me desperté al revés: sin chica, pero con el alcohol aún en medio.
Esta chica de la que casi me olvido de hablarles, era mas o menos delgada, con un vestido elegante y estilado y un peinado de los que no bajan de 50 euros, pero os juro que parecía un hasmter la muy cabrona, tenia los mofletes llenos, y un plato de jamón en la mano. Recuerdo haber pensado, por un breve lapso de tiempo, que la pobrecita podría tener un síndrome, así que mire a ver si era el de la mujer ardilla: masticar las cosas, para luego guardarlas en sus bolsillos. Pero ni el traje tenía bolsillo alguno, ni colgaba un bolsito, por mínimo que fuera, de su desnudo hombro.
Volviendo al efecto que hace la palabra gratis en la sociedad: podría llenar varias lineas sin contar realmente nada, hablando acerca de la gente que se echó a las calles en la reciente noche en blanco, sin tener ganas de ir a ninguna exposición ni evento concreto, sino simplemente entrar a cualquier lado porque es gratis. También podría hablarles de la gente que se come lo que sea, si se lo da una tía buena vestida de gilipollas en un súper de los caros, o un gilipollas vestido de tío en la calle, sólo por el hecho de ser gratis: hoy no lo haré.
Recuerden ustedes esta entrada, dentro de pocos días, cuando el calor nos dé su tregua anual y permita que vuelvan los cocidos, roscones y paellas masivas para celebrar no se bien qué, o para lograr el record guiness de aglutinar más imbéciles juntos en una plaza alrededor de ponzoña calentita. Y no no me refiero a la gente que tristemente pasa hambre, y que también esperaran y con razón. La mayoría de las veces, se suele tratar de gente que ha desayunado bien y cenará caliente, como cada día, pero que es capaz de esperar de pie y en plena calle 2 ó 3 horas para comerse un plato de judías.
Por algo gratis la gente se vuelve irracional y saca lo peor de sí mismo, para concluir les contaré la penúltima experiencia vivida: Hay un día al año, el 17 de Abril, en que los yankis regalan helados, por eso la cadena Ben & Jerrys regala helados en sus tiendas.
Aprovechando que hay un par de heladerías muy cerca del curro, y para perder un poco de tiempo en ese impass en que ni te pagan por trabajar ni tienes un sitio para echarte la siesta, pensé: "voy a comerme un heladito de postre en la heladería de la calle del Carmen". Craso error: aún no tenía consciencia de la miseria humana, cuando llegué allí, a eso de las 3 de la tarde, la cola ya alcanzaba la cafetería de la Paloma, y la cola de la heladería de los soportales de la Plaza Mayor, era, más omenos, de igual tamaño.
Al día siguiente leí que había gente que estuvo esperando hasta 2 horas y media por un helado, ahorrándose 2 ó 3 euros.
Y ahora, en forma de epílogo la maldad del día: hace tiempo que he decidido observar el comportamiento humano ( ya les iré contando acerca de algunas de las conclusiones que saque ), y observo a las personas, como si fuese un reportero del National Geographic vigilando a una manada de manatíes.
Así que se me han ocurrido 2 experimentos, para hacer el próximo día del helado gratis.
El primero es decirle a alguien que haya estado en esa cola, que le compro su helado por un pelín más de su valor real. Estoy seguro que casi nadie aceptaría. No quieren esperar 2 horas para ganar 3 euros, pero sí que las esperan con gusto para ahorrarse ese mismo importe, que no pretendían gastar.
El segundo, que seguramente me costará una bronca o algún intento de agresión, es mucho mas cruel: pasar delante de la cola cuando más numerosa sea ésta, y pausadamente y con muchísimo descaro y una moneda de 2 euros escondida en mi mano, encaminar mis pasos hacia la entrada de la tienda, para que cuando alguien me diga: "eh que te estas colando", poner la cara mas soberbia y la voz más cínica posible y decir: "no es que yo voy a pagar".
4 comentarios:
Se me ocurren varios comentarios a este último post:
- Primero. En cuanto a la causa del efecto GRATIS en los españoles, seguro que es por la Guerra Civil. Gran argumento con el cual se justifica todo en este santo país.
- Segundo. Es evidente que nada en la vida debería ser gratis. Todo lo que es gratis se llena de gentuza que no lo valora.
- Tercero: El sabado deberías haberte venido con nosotros, eso si que era d documental de National Geographic.
- Cuarto. En las bodas es donde más justificado está hacer el gañan y ponerse tibio, porque por lo que te costó seguro que te podrías haber comprado un Jamón de Pata negra entero para ti.
Quinto: Las tias de la boda flojitas flojitas, ya me dirás quien era la Hamster en fase de comerse a las crías.
Hoy estoy en la parra... pero tan sólo comentar que tienes razón, la palabra GRATIS irracionaliza y asilvestra hasta al más pintao. Sólo hay que ir a una feria... y la famosa frase de "tienes propaganda???" y se llevan hasta la alfombrilla del ratón o las plantas de los stands (q son alquiladas!!).
Q vivan las bodas!.
Ahí va mi comentario gratis.
lillo
Deberías haber estado en algún expoOcio, o en el SIMO. Gente hecha y derecha llevándose todo lo que no está atornillado (literalmente) o forcejeando por un póster de algún producto rancio... es la caña.
Ya se sabe que en este tipo de cosas el mundo se acaba a las diez y media, y hay que comérselo todo antes de que pase !
En fin, que le vamos a hacer. Voy a ver si me invitan a café, que eso también es gratis :D
Ya me habeis hecho notar dos lo que pasa en el SIMO y similares, es cierto lo he vivido en carne y no he hablado de ello quizas en otro post les cuente un dia como casi me pego por una camiseta de terra o adobe no recuerdo bien.
Pero probablemente si hablo de ello, sea para hacer un monografico sobre las expos que se hace en el campo de las naciones, os acordais de JUVENALIA que grande, que zafio y que manera de meternos publicidad a modo de juego, por cierto nunca habeis planetado volver?
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