miércoles, 3 de septiembre de 2008

Y La botella también

Creo que ya no tengo demasiadas paranoias sobre las que autoanalizarme a través de este blog, ni demasiados pensamientos sobre los que necesite desahogarme. He vivido varias historias bizarras que merecen un post, de hecho estaba acabando de escribir la ultima, pero he decidido hacer caso a mi autorrecomendación y dejarlas un tiempo de reposo, así que las tengo en la nevera, para cuando no sean demasiado recientes. Así que con ustedes de nuevo Bartolín, y es posible que pronto les haga un pequeño monográfico capitulado en el que les hable de varios grupos poppies y ñoños ñoñísimos que en su día me gustaron y que de vez en cuando al volver a oír, me siguen gustando, uno es asi, de hecho ahora mismo estoy escuchando a las Tess... Otra entrada en mi lista de los ToDo para el blog es hacer una serie de post sobre los mendigos de Preciados, pero esa la tengo que hacer con calma. Así que sin más vamos al tema.

Bartolín siempre llevaba encima una botella de plástico.
La cambiaba de vez en cuando, sin seguir un patrón fijo. A veces (casi siempre) era por motivos de higiene o deterioro, otras forzadas por un olvido del tapón o de la antigua botella, y otras por moda, como cuando estudiaba en el Circulo de Bellas Artes y todas las chicas tenían una botellita de 33 cl azul y con tapón amarillo, de lo más fashion, ese agua tenia que saber mejor por cojones, solo habia que ver la cara de golfa satisfecha que se les quedaba a las pijas que bebían y fumaban en el descansillo mientras hablaban de lo duras que eran la asignatura X de su carrera, y la polla del catedrático J.


Hasta aquí todo medio normal, mucha gente lleva una botellita, sobretodo en primavera y verano, en su bolso o mochila. Sin embargo, lo que ya empezaba a ser menos normal, era que a menudo solía comprar botellas de litro para saciar su potomania, y también, a menudo le sobraba algo. Por ello, en numerosas ocasiones, iba por la calle con una botella de agua, metida en una sucia bolsa de plástico o en la propia mano.

Esta pulsión fue a más y a peor, llegando incluso al extremo de que solía entrar a bares, locales de comida rápida, o a esos pequeños garitos que no son ni bar ni discoteca, y donde se puede tomar una copa, sin tener que aguantar a borrachos bailando y a perracas pidiéndole guerra a través del vaivén de sus caderas o viceversa.

Pero el no va más de Bartolín sucedió un día cuando le invitaron a un cumpleaños una casa desconocida de una "amiga de una amiga", y se presento allí con la botella de agua por la mitad. La anfitriona se quedo pasmada porque en un primer instante pensaba que Bartolín le traía alguna botella de vino, de esas que sobran en las cestas de navidad de empresa.

-"oh gracias no haberte molest...", ¿que es eso?

Bartolín tuvo la ocurrencia de hacer una maldad y decirle.
- Ohh no te preocupes, es que cuando voy a casa ajena, no utilizo el inodoro, prefiero traerme la botella y usarla, ¿me la sujetas un momento?

2 comentarios:

W dijo...

Yo conozco a una de las Tess, Úrsula. He salido con ella alguna vez. Está liada con un triunfito. Un tal Borja de OT3 que parece una oveja. Una noche me dijo que le parecía fatal que la gente, y en especial las mujeres, comiesen pollas. Hizo el gesto arriba y abajo con la cabeza de comerse un ciruelo y acto seguido dijo: "¿ves?, es humillante".
Creo que la pobre pagaba a veces para que la dejasen cantar en un bar.

J2.0 dijo...

Pues el nombre me suena, porque se autopresentan en una canción. Aunque la que valia: se componia ella todas las letras y estaba muy buena era una tal Elsa. La tal Úrsula no esta tampoco mal, sobretodo si es capaz de hablar de esas cosas, si un día coincido contigo y con Ursula, no tengo problemas en explicarles que hay otras posturas para que te hagan una mamada sin agachar la cabeza.

PD. No deja de sorpenderme tu circulo de conocidos.